Pasaron 21 años y la herida sigue abierta. Cromañón no es solo una fecha en el calendario: es una ausencia que duele, un recuerdo que vuelve, una deuda que aún interpela a toda la sociedad.
El 30 de diciembre de 2004 quedó marcado para siempre en la historia de nuestro país. Lo que debía ser una noche de música y encuentro se transformó en una pesadilla. República Cromañón, lugar donde tocaba la banda de rock Callejeros, estaba colmada más allá de todo límite y la misma se convirtió en una trampa mortal. Una bengala encendida, controles que no estuvieron, responsabilidades que se esquivaron, y 194 vidas que se apagaron.
Mientras el país se preparaba para despedir el año, la angustia se apoderó de miles de familias. Las pantallas de televisión mostraban escenas imposibles de olvidar: hospitales desbordados, listas que crecían, nombres que se buscaban con desesperación. Cada hora traía noticias más duras, cada confirmación rompía un corazón más.
A 21 años, el dolor sigue presente. Las ausencias pesan, los nombres no se olvidan. Cada 30 de diciembre, la memoria vuelve a encenderse para honrar a las 194 personas que no regresaron a sus casas. Recordarlas es un acto de amor, de justicia y de compromiso, para que nunca más la negligencia vuelva a apagar tantos sueños.

